La Epidemia del Ébola y el Transporte Aerocomercial

El actual brote del virus ébola en África ha puesto en estado de alerta al mundo, y en especial al transporte aerocomercial con medidas para evitar su propagación por ese medio.

En diciembre pasado muere en la Triple Frontera entre Guinea, Sierra Leona y Liberia un niño y a los pocos días su hermana de 3 años. El médico que los atendió también falleció. Ya en marzo, decenas de personas habían muerto en estos tres países que se encuentran entre los más pobres del mundo. Hoy los decesos llegan al millar en una crisis que las autoridades internacionales  consideran “fuera de control”.

El problema del diagnóstico temprano ha sido de difícil detección ya que esta parte del África era ajena al virus del ébola. Sumado a ello los trabajadores de la salud en esa área no pudieron reconocer la enfermedad por su similitud de síntomas con otras habituales. Los hospitales de la región carecen de agua corriente y su personal hasta de guantes, con lo cual son víctimas de contagio por sus pacientes.

Se considera que la mayor conectividad de esa zona de África, en donde se han construido rutas, hoy muy transitadas por atiborradas Vans y Mototaxis ha favorecido el contagio. La transmisión se dio a partir del murciélago frugívoro de la familia Pteropodidae, que es el portador del virus, y de allí en forma directa por contacto de fluidos corporales  tales como la sangre, sudor, saliva y orina. El 90% de los casos son mortales y sin distinción de edad. Aunque técnicamente no debería presentar una gran dificultad la investigación de una vacuna, como fue la del HIV, la industria farmacéutica se encuentra desincentivada para producirla en base al escaso mercado.

Ya no existen barreras geográficas para las enfermedades infecciosas en tanto los portadores de virus podrían trasladarse en horas a diferentes partes del mundo en vuelos aerocomerciales, y esto ha despertado reacción en dos ámbitos, a nivel Estados por medio de la OACI, la OMS  y la ONU, y a nivel privado por la IATA y en particular por las Compañías Aéreas con destino o escala en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Nigeria, país este último, al cual ha llegado el virus por pasajeros vía aérea.

La ONU se ha limitado en sus declaraciones a decir que la epidemia no está controlada, pero “desaconseja restricciones en viajes y comercio”.

La UE entiende que existe baja posibilidad del ingreso del virus en Europa, dada la forma de transmisión directa por fluidos corporales, y que la población atacada en África no es la que habitualmente se traslada en avión (del Comisionado Europeo de Salud Tonio Borg).

La OMS el 9 de agosto decreta la emergencia de alcance mundial y predicen que costará varios meses contener la epidemia y que serán necesarios para combatirlo sumar miles de trabajadores más de la salud en la región afectada. Para afrontar la emergencia ha acordado con  la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), la Organización Mundial de Turismo (OMT), el Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI), la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) y el Consejo Mundial de Turismo y Viajes (WTTC), crear un Grupo de Trabajo de Viajes y Transportes que, por un lado, supervisará la situación y, por otro, proporcionará información oportuna a los viajes de comercio, así como a los viajeros.

La OACI, que ya ha atravesado más de una pandemia, tal la gripe aviaria, tiene en vigencia las Resoluciones A35-12 y A37-13 y el CAPSCA –Plan de Cooperación para la prevención de enfermedades transmisibles mediante viajes aéreo.

La primera Resolución se refiere a la protección y salud de los pasajeros y tripulantes en vuelos internacionales, en tanto la segunda considera que en el Anexo 9 entre otros, se incluyen medidas sanitarias que deben tomar los Estados contratantes para manejar contingencias de salud pública de importancia internacional y prevenir la propagación de las enfermedades a partir de una colaboración entre los explotadores de aeropuertos, las Cias Aéreas y los proveedores de servicios de navegación aérea.

La IATA sólo ha realizado la exhortación a sus miembros para la adopción de  todas las medidas preventivas necesarias, pero no ha aconsejado suspensión de vuelos.

Las Cias Aéreas han reaccionado en forma dispar ante una falta de disposición clara sobre una posición compatible con una prohibición de volar a/desde estos Estados afectados. Es así que British Airways fue la primera en suspender los vuelos a Liberia y Sierra Leona, dada la relación que tienen con esa región sus cientos de miles de sus habitantes de origen africano. Air France hace tomar la temperatura a  sus pasajeros antes de entregarle las tarjetas de embarque en sus vuelos desde Sierra Leona y Liberia. La aerolínea dubautí “Emirates” ha suspendido su vuelos a Guinea. Brussels Airlines no cancela vuelos pero adopta mayores medidas preventivas, en tanto sus tripulaciones no pernoctan en Monrovia. Iberia no ha suspendido sus vuelos en conexión a la zona, pero mantiene un conflicto con el Sindicato de Tripulantes y Auxiliares de Vuelo que solicita que las tripulaciones de esos vuelos sean “voluntarias”.

Los Aeropuertos son otra parte fundamental para evitar la expansión del virus, considerándose la primera línea de combate contra la epidemia. En las escalas de estos países africanos, como en los europeos que reciben vuelos de la zona infectada se revisan a pasajeros sospechosos de tener esta enfermedad y se le toma la temperatura. Ya existen Protocolos, que AENA está aplicando, en cuanto a medidas de aislamiento y cuarentena, dado que ni en los países más desarrollados se dispone de tratamiento ni vacuna eficaz. El aeropuerto de Francfort a los pasajeros que llegan con síntomas compatibles con la enfermedad son marcados con una cruz roja y derivados directamente al hospital, mientras que a sus vecinos de asiento reciben una cruz amarilla y se les observa en una unidad de aislamiento en el mismo aeropuerto.  En Latinoamérica, Cuba preocupada por la gran cantidad de trabajadores voluntarios y brigadas médicas que tiene en la zona infectada ha determinado estrictas medidas de seguridad sanitaria aeroportuaria, en tanto que México, Panamá, Honduras y Bolivia han decretado alerta aeroportuaria pese a entender que existe u bajísimo riesgo por la falta de conexiones con vuelos al África afectada.

Ante esta situación haremos un breve análisis de la normativa internacional aplicable. Nos debemos remitir entonces al Convenio de Chicago de 1944 -CH/44- del cual Sierra Leona, Guinea, Nigeria y Liberia son Parte, como todas las naciones con transporte aerocomercial de relevancia, entendemos que es la normativa de mayor rango de aplicación al caso en comentario, en especial sus previsiones en sus arts. 1, 9, 10, 13 y 14.

Este Convenio marco de la aeronavegación internacional contiene la norma específica en su art. 14 titulado “Prevención de propagación de enfermedades”. Téngase en cuenta que por el carácter del Convenio esta norma es un principio a ser observado por los Estados Parte, y no una norma operativa. En la misma se exhorta a cada Estado contratante a tomar medidas efectivas para impedir la propagación por medio de la navegación aérea, del cólera, tifus epidémico, viruela fiebre amarilla, peste, y otras enfermedades contagiosas que los Estados contratantes decidan designar oportunamente.

No debe perderse de vista que  CH/44, consagra el principio de soberanía de los Estados en cuanto al uso de su espacio aéreo, quedando bajo la órbita de cada uno de ellos las medidas de restricción de vuelos sobre sus territorios, designación de los aeropuertos con servicios sanitarios habilitados para el ingreso y egreso del país, y que  las disposiciones sobre entrada y despacho, son normas dentro de las cuales se encuentran las de sanidad.

Concluimos entonces, que ante la situación de emergencia sanitaria grave que se presentan en estos tres países, ellos no se aislarán del mundo, y será éste el que deberá seguir adoptando las medidas de colaboración médica necesaria para conculcar la epidemia en estas naciones sin medios económicos, culturales ni sanitarios. Por otra parte se deberá controlar con rigurosidad técnica el embarque en origen y el ingreso de pasajeros posiblemente infectados al mundo libre del virus ébola, atendiendo particularmente a los vuelos en conexión que ofrecen mayor dificultad en la detección para evitar mayor expansión de la enfermedad en tanto la epidemia no ceda.

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