José Chalén*
*El autor fue Director Comercial, de Politica Aérea y Vicepresidente de AR.
A los 87 años de edad ha fallecido el Dr. Juan Carlos Pellegrini, abogado, Oficial Superior (RE) de la Fuerza Aérea y ex Administrador General de Aerolineas Argentinas en los años 70/80.
En esta última actividad, por cierto la más importante de su vida laboral, es donde ha ganado el prestigio que se extendió al ámbito nacional e internacional, esto último en buena medida por su colaboración con la IATA, en la que ejerció el cargo de Miembro del Comité Ejecutivo, órgano máximo de la Asociación.
Su brillante trabajo en AR es de permanente recuerdo y objeto de reconocimiento de un buen número de personas que aún continúan en actividad en Aerolineas y que en aquel entonces estaba en los inicios de su carrera, hasta en mi caso en que fui su Director Comercial y Gerente de Politica Aérea.
Pellegrini era una persona muy inteligente y de profundo conocimiento del complicado sector aerocomercial, que trajo a Aerolineas las enormes ventajas de la actividad complementaria, a través de sendos acuerdos firmados con los Presidentes de KLM y SWISSAIR, mediante los cuales se instaló en Argentina el primer “free-shop” y la “cocina de vuelo”, respectivamente, de notable prestigio que concluyó siendo la principal proveedora del mercado local.
Todo ello, en paralelo con acuerdos comerciales firmados con todos los operadores de la ruta del Atlántico Sur, tal el caso de Iberia, Lufthansa, KLM, SR, y AZ, regulando la competencia dentro de las normas permisibles de aquel entonces en el plano internacional, que luego cesaran por efecto de las reglas de la Comunidad Europea.
También en la red interamericana se concluyeron importantes acuerdos, entre otros, el que posibilitó que la competencia, que se introducía por el aeropuerto de Montevideo fuera neutralizada mediante la organización de un acuerdo “joint venture” con la entonces empresa estatal Pluna cubriendo asi la ruta Montevideo/Madrid.
El advirtió que el negocio aerocomercial, limitado al transporte de pasajeros, difícilmente podía ser autosustentable y que las grandes aerolíneas estaban desarrollando negocios satélites vinculados a la actividad como única manera de contribuir a su mantenimiento, cuya marginalidad económica era y aún hoy día lo es, extremadamente critica. De ello devienen los acuerdos anteriormente expuestos, siguiendo esa misma línea, aún incipiente, pero que vislumbraba la posibilidad de futura autofinanciación.
Todos recuerdan que Pellegrini introdujo a ARSA en el transporte masivo de pasajeros que se iniciara en la década del 70, para lo cual determinó la incorporación de dos aviones Boeing 747 de cabina ensanchada, cuando aún no existían en estas rutas y muy pocos operaban en la red mundial. Creó el Centro de Entrenamiento de Pilotos con los primeros simuladores que se instalaron en el Centro del entonces edificio de Catalinas Norte, donde aún recuerdo a instancia de Pellegrini se llevó a cabo una reunión de todos los Presidentes de las líneas aéreas africanas, dentro del Programa de cooperación SUR/SUR de los gobiernos africanos y latinoamericanos y en el que Aerolineas ejerció su liderzgo.
También se desarrolló el Servicio de Mantenimiento de Aeronaves a Terceros en los hangares de Ezeiza y a su vez se incorporó la más moderna tecnología en los sistemas computarizados de reservas, toda una novedad en aquel entonces en esta Región.
Pero independientemente de los desarrollos tecnológicos de la empresa, Pellegrini ejerció en ella un estricto control presupuestario y de administración, lo cual posibilitó que durante dos años aportara fondos al Tesoro Nacional luego de la deducción de impuestos, lo cual constituyó todo un acontecimiento en el transporte aéreo de esta Región, en paralelo con el desarrollo de una eficaz política de Recursos Humanos, que nos deja en el recuerdo un excelente administrador de la compleja organización, mantenimiento y desarrollo de la actividad aerocomercial, sin lugar a dudas una de las más complicadas en el orden mundial.
En suma, fue un conductor exigente, propio de su conocimiento en detalle de la Compañía y, por ser un gran memorioso, conocía, para bien o para mal, los nombres del personal que había mantenido hasta un trato circunstancial con él.
Hoy los históricos de Aerolineas Argentinas lo recordamos con respeto y enorme afecto y quien esto escribe no puede omitir mencionar que en 1983 fue candidateado por un considerable número de Presidentes de Empresas, fundamentalmente del tercer mundo, para asumir la Dirección General de la IATA, que se frustrara en el camino por la respuesta negativa de la autoridad de turno de aquel entonces.
Estimado Director y amigo, descansa en paz.
José Chalén*